« La apelación emocional en el discurso político no es un fenómeno nuevo ni aislado. Su impetuoso y reciente revival ha despertado todas las alarmas ante una peligrosa repotenciación de los extremismos nacionalistas, los discursos de odio y el populismo. Paulina Aroch y Brían Hanrahan consideran que, en el caso mexicano, la implementación del amor como categoría política se ha erigido como la plataforma desde la que el actual presidente y sus allegados ejercen (al menos en lo discursivo) lo que los autores denominan como su “ascetismo político.” »