Reconversión

Rosario Lezama

Reconversión (2013) de Rosario Lezama (Caracas, 1984) corresponde a la tercera entrega de Máquinas de visión, dedicada a la relación entre imagen y texto. El vídeo consiste en una toma fija en la que vemos a cinco jóvenes chinos que leen en voz alta un texto, en la que suponemos una clase de castellano. La lectura coral poco a poco nos descubre palabras que se nos revelan de una manera extraña, sin cadencia, con un ritmo monótono, sin entonación, ni sobresaltos, al ritmo de una tarea de aprendizaje que apunta a la pronunciación de las palabras y no al contenido o al sentido que crean al unirse. ¿Qué dice lo que estamos escuchando? 

Las primeras clases de un idioma remiten a la lejana experiencia del preescolar, del parvulario. Esa confusa sensación de no saber en dónde se deben apoyar las manos, qué sonidos esconden los objetos, por dónde se abre un libro. Es como "gatear" en otro idioma, con la inseguridad que nos obliga a concentrarnos en cada detalle para atrapar la huidiza pronunciación y fijar, a través de la repetición, el orden de las palabras. 

En la medida en que el corto de Lezama avanza, la lectura revela algo más que un ordinario ejercicio de lengua. Las palabras y frases utilizadas lo evidencian. “Cuando nos echaron de la ciudad, porque mirábamos en demasía el colibrí”, escuchamos. Se trata de una construcción compleja, incluso para alguien que tiene al castellano como lengua materna. La referencia a los poetas expulsados de la ciudad en La República de Platón nos permite intuir, tanteando en los pliegues del idioma, que estamos delante de un poema. Aunque los primeros versos nos confunden: "A Rafael Cadenas. Repite la frase". 

El texto crea interrogantes y dudas, porque comienza con una dedicatoria —a un poeta— y sigue con un mandato, “repite la frase”, que es lo que los jóvenes hacen y que pertenece al territorio de quien enseña, al profesor que aparece, invisible, solo al final para acentuar ciertas palabras, las cuales no pertenecen a un incipiente estudio de la lengua: “demasía”, “colibrí”, “pétalos", “exentos”, “restregamos”, “piedras”.  El conjunto de estas palabras encierra otras imágenes, un universo de medidas y texturas, de gestos extremos que se dan en el territorio de la poesía. Un refinamiento en el lenguaje y en actos contrastados, radicales, suspendidos en la cadencia plana de la lectura de los aprendices.

Al final, la voz en off del profesor, que está y no está, porque no lo vemos sino en los ojos de sus alumnos que siguen el recorrido que él les señala, subraya la pronunciación, como una conciencia obstinada del idioma. “Restregamos”, dice, marcando la “erre”, como si allí encerrado estuviera el sentido de la oración, ese frotarse los ojos con piedras del poeta, a pesar de haber abierto “la ruta que tiene mil pétalos”. 

Uno de los hallazgos indudables de esta pieza es la brillante elección del poema del escritor venezolano Juan Sánchez Peláez (Altagracia de Orituco, 1922 - Caracas, 2003).

A Rafael Cadenas

Repite la frase: 

Cuando nos echaron de la ciudad (porque mirábamos en 

demasía el colibrí), abrimos la ruta que tiene mil pétalos, y ya viejos, 

no exentos de alegría, nos restregamos

los ojos con piedras. (1)

La pieza de Rosario Lezama nos formula preguntas sobre el lenguaje poético y su alcance, sobre la identidad y la pertenencia, sobre los espacios donde el lenguaje se contrae y despliega una cultura. Entonces nos preguntamos: ¿qué es un poema? “Los mitos poéticos, las grandes imágenes de la poesía en todas las lenguas, son un objeto de comunión colectiva” —apuntaba Octavio Paz (2). Pero ¿cómo alcanzar ese objeto de comunión colectiva en otra lengua? Podemos atender también aquello que Borges señaló en el poema El Golem. "Si (como afirma el griego en el Cratilo) / el nombre es arquetipo de la cosa /en las letras de 'rosa' está la rosa/ y todo el Nilo en la palabra “Nilo” (3).

Entonces puede ocurrir que en la repetición de las palabras del poema esté encerrado el sentido: arraigo y desarraigo, pertenencia y desplazamiento, el viaje como promesa y dificultad. Los chicos que recitan el poema quizás también presientan el advenimiento de aquello que confesó Hannah Arendt: "al perder nuestra lengua perdimos la naturalidad de nuestras reacciones”(4). 

El título de la pieza de Rosario Lezama, Reconversión, no abandona la posibilidad de leer los desplazamientos humanos como efectos de una era postindustrial que no ha parado de transformar las geografías, la economía y las lenguas, donde la palabra poética se establece como un espacio que resiste, mientras “nos restregamos los ojos con piedras”. 


*Selección y texto Ángela Bonadies.

Notas

(1) Juan Sánchez Peláez. Filiación oscura. Editorial Arte, Caracas, 1966. El poema dedicado a Rafael Cadenas (Barquisimeto, 1930), uno de los más grandes poetas venezolanos, que además acaba de recibir el reconocimiento Reina Sofía de Poesía 2018. 

(2) Octavio Paz. La búsqueda del comienzo (escritos sobre el surrealismo). Editorial Fundamentos, Madrid, 1983. 

(3) Jorge Luis Borges. El otro, el mismo. Emecé, Buenos Aires, 1996. 

(4) Hannah Arendt. Tiempos presentes. Gedisa Editorial, Barcelona, 2002.