una voz / una imagen

María Virginia Jaua

Cuando W. J. T. Mitchell afirma que la visualidad es la construcción social de la visión y, a la vez, la construcción visual de lo social está subrayando la ambivalencia de la propia imagen. Así las imágenes ambiguas (o las metaimágenes, ya que toda imagen puede ser una metaimagen en determinadas situaciones y contextos) al mismo tiempo pueden ser presencia y representación, pueden plantear una pregunta por su propia ontología y por su entrelazamiento concreto con fuerzas históricas, sociales, culturales, éticas, económicas o políticas.

En la imagen vienen a encontrarse y competir tendencias hacia la epistemología (saber) y hacia la ontología (ser). Lo que la imagen quiere no es ser ubicada en uno de los dos extremos, sino complejizar la posibilidad de elaborar un punto nodal y estable entre ambos. Ella se agita en un entre-en-medio desde el que genera su capacidad de agencia y de intervención en lo real.

Las imágenes participan en la elaboración del pensamiento y los valores, conformando imaginarios y procesos de identificación que entran en competencia con otros repertorios de construcción social y de construcciones subjetivas. De ahí la necesidad de brindarles nuestra atención.

Es por ello que la crítica de las imágenes debe aprender a transformar su oquedad silenciosa en una cámara de resonancia donde se multipliquen los ecos de la identidad, la esperanza, la experiencia y el pensamiento del hombre.