Romance
Helen Grace
Hablemos primero de la persona que ha realizado la pieza que les presentamos hoy. Helen Grace es artista, escritora, profesora, vive y trabaja entre Australia y Hong Kong. Además de tener una filmografía considerable que se puede consultar en su página (1), una de las características más significativas es el desarrollo teórico y autoreflexivo inherente a su trabajo artístico.
Me encontré con Helen un par de veces en Madrid, gracias a otra artista australiana, Narelle Jubelin (2). Lo primero que pude de ella ver fue durante una pequeña muestra colectiva en ABM Creaciones en Vallecas, en donde presentó una serie de fotografías sobre el trabajo obrero. La segunda vez, hace relativamente poco, también en Madrid, presentó un vídeo realizado junto con Jubelin titulado The Housing Question. En esta ocasión el trabajo de ambas artistas giraba en torno a las preguntas y las contradicciones que surgen del “habitar” política, económica, estética y éticamente la utopía de la arquitectura moderna. Espero tener algún día el gusto de reflexionar más y presentar este arriesgado y —en cierta medida— polémico trabajo.
La historia de cómo llega aquí el vídeo Romance (2015) es, de alguna manera, irónicamente casual. Ya que hace unos meses publicamos el film de una artista cubana llamada Miñuca Villaverde titulado “Poor Cinderella, still ironing her husband shirt" (3) y esa publicación produjo un resonar de palabras y de cosas.
En inglés ironing significa planchar, pero puede tener también la connotación de “ironizar”, jugar o apelar a una ironía que al final siempre termina jugando con nosotros. Lo más probable es que el término detonara una resonancia lo suficientemente potente como para convocar el trabajo de Helen Grace y hacer que este acudiera.
Mientras que la historia de la pieza y de cómo ha sido “construida” resulta fascinante por la cantidad de reflexiones, relaciones, coincidencias y secretos que hay detrás. No los revelaremos todos, pero sí daremos algunas pistas.
Tal como el espectador puede ver en el vídeo la cámara, colocada en posición cenital, captura el acto doméstico y cotidiano de una mujer en la acción de planchar una camisa masculina. Una de las cuestiones que Helen Grace ha trabajado más a lo largo de su largo recorrido fílmico es el montaje, sin embargo aquí se libera de él y decide trabajar el ritmo a través de la supresión de “fotogramas” o mejor dicho “cuadros” y también de la apertura del obturador que hacen que la secuencia de las imágenes adquieran ciertas cualidades plásticas y rítmicas —nunca mejor dicho— acordes con la melodía.
El gesto de planchar es ejecutado al ritmo de un conocido movimiento de Shostakovich que se titula “Romance”. Es la música la que marca la duración y el ritmo de la pieza y es también ella la que le da nombre. Al preguntarle Helen Grace sobre este tema contestó: “me pareció que (la música) funcionaba con la duración del material filmado y que tenía suficiente disonancia, suficiente sincronía.”
Shostakovich escribió la música para un film de 1955, dirigido por Alexander Faintsimmer, basado en una novela de finales del siglo XIX: The Gadfly (El tábano), de Ethel Lillian Voynich (4). Esta novela trata de los revolucionarios en Italia entre 1830 y 1848 y tuvo un enorme éxito, sobre todo en la Rusia pre revolucionaria, así como durante el periodo soviético. Se vendieron millones de ejemplares y se convirtió en el modelo de la novela revolucionaria.
Planchar es una suerte de actividad banal y cotidiana del realismo social de muchas novelas del siglo XIX. Hoy en día es raro que un hombre no se pueda planchar sus propias camisas. Sin embargo, la que vemos aquí es la camisa de un padre agonizando y que una de sus hijas plancha con cuidado para él. Podría ser la última y la que llevara puesta en su propio entierro.
Pienso en la pandemia y en cuántos padres habrán sido y serán enterrados sin una camisa planchada amorosamente por una hija o un hijo. Pienso en las relaciones con los padres, en muchos países del mundo este es el mes en que se les celebra. El poema de Nellie Wong “Ironing and Ironing” que leemos al final del film trata sobre una conversación entre un padre y una hija.
También podríamos reflexionar acerca de que un pequeño gesto doméstico puede concentrar —según cómo sea presentado— toda la épica de la novela. Todas estas cosas de alguna manera resuenan en la mente de la cineasta y ella construye con ellas lo que parece una pieza “sencilla”. Sin embargo, podemos intuir que tras esa sencillez hay toda una complejidad.
Quizás el espectador solo vea las manos de una mujer planchando una camisa, pero, siempre existe la posibilidad de que alguien, por ejemplo un atento lector, perciba la ironía novelesca que subyace en todo ello, en donde, como afirma Helen Grace, el más mínimo detalle es complejo, está cargado de un sinnúmero de asociaciones visibles, mientras que otras, será inevitable y necesario que permanezcan invisibles.
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