Madera
José Luis Espejo
Publicado el 2022-05-08
Este es el segundo de los tres textos que he dedicado a algunos materiales con que se fabrican los medios audiovisuales. Una modesta historia material de una pequeña fracción del cine, la música y el streaming. Os cuento.
La tarde del 7 de noviembre de 2019 tuve la certeza de que me había equivocado poniéndome pantalones cortos. El aire acondicionado estaba altísimo en el salón de actos de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Filipinas, y me temblaban las rodillas sobre el escenario el momento antes de presentar el documental que La Banda Negra había hecho sobre el concierto y el proyecto educativo de Udlot Udlot, de José Maceda que había organizado en el Museo Reina Sofía el sábado 21 de septiembre de 2019.
Yo vivo en el sur de Europa, en una zona relativamente cálida y seca, así que cuando sudo la camiseta en un edificio enmoquetado de Berlín, mientras nieva en la calle, o tiemblo bajo una chaqueta en un salón de actos de Manila, habiendo fuera 35 ºC, me da que pensar.
Estaba en Manila (1) acompañando a Agnès Pe en la presentación de Doo, who, rrrr, brrrr. a masquerade symphony y presentando este documental sobre Udlot Udlot, una pieza que Maceda había compuesto en 1975 «para cientos o miles de intérpretes» organizados en varios grupos que tocan instrumentos tradicionales filipinos (2). En una reseña del estreno de Udlot Udlot, firmada por Somtow Sucharitkul en 1975, se argumentaba que Maceda trataba de diluir la división entre sonidos naturales y artificios compositivos utilizando instrumentos construidos con maderas locales, como el bambú.
Como es bien sabido, una de las sedes del Museo Reina Sofía es el Palacio de Cristal del parque del Retiro, en Madrid, que fue construido para la Exposición General Filipinas en 1887. Aquel invernadero había sido levantado para acoger una muestra botánica de los árboles tropicales con el fin de animar a los industriales a la explotación maderera de las islas, que por entonces eran una colonia española. El otro pabellón contiguo, que hoy se llama Palacio de Velázquez y que también se construyó para la feria, acogía un completísimo muestrario de maderas tropicales que los visitantes podrían explotar si emprendían sus negocios de ultramar. Además, como parte de la feria se dispuso un zoo humano.
No hace tanto tiempo, otra de las sedes del Museo Reina Sofía estuvo asociado a un escándalo ecológico relacionado con la madera tropical. Las estanterías, paredes, techos y suelos de la ampliación del museo, diseñada por Jean Nouvelen el siglo xxi, están hechos con madera de jatoba, procedente del centro y el sur de América. En 2005 Greenpeace denunció este hecho descolgando una gigantesca pancarta y exigiendo una investigación sobre la procedencia del material. De momento, no se ha resuelto. En parte por todas estas razones, interpretar Udlot Udlot en aquel invernadero del parque del Retiro parecía una cuestión de justicia histórica.
En 1998 José Maceda publicó Gongs and Bamboo. A Panorama of Philippine Music Instruments, un estudio de la música coetánea al compositor que había sobrevivido a la invasión española y norteamericana desde el siglo xvi hasta el siglo xx. En este libro dedica un capítulo completo al bambú, cuyo uso se extiende por Luzón, Java, Bali o Malasia. El mismo Maceda, sin embargo, animaba en el libro a usar distintos materiales para sustituir el bambú en aquellos lugares en los que se quisiera reproducir esta música que carecieran de este tipo de madera. Así, en 2019, las flautas y zumbadores que usamos para el concierto se construyeron con caña de río Ebro. Los tongatongs, uno son tubos de unos 15 centímetros de diámetro, sí requerían bambú para su fabricación. El bambú viajó en barco desde Asia a Barcelona, seguramente pasando por el estrecho de Malaka y el Canal de Suez, unas rutas marítimas que comentaré en el siguiente texto.
Todos los instrumentos llegaron a Madrid en junio, el primer mes realmente caluroso en la región, donde se pueden alcanzar los 38 ºC y 0 % de precipitaciones. Los instrumentos construidos con maderas mediterráneas aguantaron bien el verano, pero los tubos de bambú se agrietaron a los pocos días se sufrir el clima semidesértico de Madrid. Hubo que guardarlos en un sótano, cerca de una ducha, y taparlos con toallas húmedas hasta el día del concierto. Este detalle me recordó unas líneas de El luthier de Delft, un libro de Ramón Andrés publicado en 2012 en Acantilado. Cuando leí este libro me resultó especialmente interesante el capítulo donde se habla de la lutierería, y de cómo algunas maderas debían pasar una temporada bajo la lluvia en las calles de Delft, en Holanda. Al fin y al cabo, muchas de estas maderas llegaban desde lugares lejanos, gracias al imperio comercial que Holanda había desarrollado en el Océano Índico. Se trataba de maderas preciosas, como la del edificio de Jean Nouvel, y tenían desconocidas propiedades acústicas para los artesanos de la música del siglo XVII, que permitieron una evolución en el timbre y la intensidad de las violas da gamba. Para Ramón Andrés la historia de la madera que llegaba a Europa desde América y Asia es también la historia de la navegación.
Así que el frío que yo sentía en mis rodillas en 7 de noviembre de 2019, era, en parte, consecuencia de los mismos condicionamientos térmicos y de humedad que había sufrido la madera por siglos. Al fin y al cabo, la madera son árboles muertos. La humedad y la temperatura alteran la madera y definen la resonancia de los instrumentos, de la música que se interpreta con ellos y, en última instancia, la cultura que se fundamenta alrededor de esa música. La música Europea, entonces, no habría sido tal sin esas maderas. En la madera se puede escuchar, aún hoy, la historia de las rutas de navegación coloniales establecidas como tal entre los siglos XVI y XX, pero que siguen funcionado hoy, con similares resultados, operadas por corporaciones como Maersk, Mediterranean Shipping Company, Evergreen Marine o Hamburg Süd. Porque si la madera es parte de una historia de la explotación colonial, la música y el timbre de los instrumentos también debería de serlo.
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Imagen: Jean Laurent y Cía. Muestrarios de madera en el Palacio de la Minería, hoy Palacio de Velázquez. 1887.
(1) Debo agradecer a Álvaro Talavera, Pilar Cuadra, Nerea Fernández, Luis Morales de la Embajada de España en Manila, por haber echo posible esta investigación, que será publicada en otro formato más amplio e ilustrado en la revista filipina Perro Berde.
(2) Comencé a interesarme por Maceda después de leer una reseña de Aki Onda en el número de febrero de 2018 de la revista británica The Wire. Poco después, encontré información sobre la exposición de Inti Guerrero sobre Udlot Udlot en el Centro para la Etnomusicología de la Universidad de Filipinas.
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